El misterio de las estelas de guerrero

Todas las estelas pertenecieron al final de la Edad de Bronce y al principio de la Edad de Hierro, y estaban comprendidas entre los siglos VIII y V a.C.

Estela de guerrero, Capilla VIII
En Historia, no parece serio hablar de misterio, pero en este caso ciertamente es así. Nadie puede saber a ciencia cierta, entre otras cuestiones, y con los datos arqueológicos de los que disponemos, ni la funcionalidad ni el significado que tuvieron las estelas de guerrero.

Lo cierto es que esta ‘Cultura de las Estelas’ perteneció cronológicamente al final de la Edad del Bronce. Tuvo un importante desarrollo por las zonas adyacentes al curso medio del Zújar destacando, fundamentalmente, las comarcas extremeñas de La Serena y de La Siberia. Aunque también las encontramos por otras zonas del oeste peninsular.

Aparentemente, las estelas de guerrero eran unas losas de piedra en las que se representaba de forma esquemática, y con incisiones claras y profundas, a uno o a varios personajes rodeados de sus armas (espada, arco, lanza, escudo, casco, coraza, etc.), de sus objetos de uso personal (carro, instrumentos musicales, fíbulas, peines, espejos, etc.) y otros elementos difícilmente interpretables por nosotros en la actualidad.

Sin embargo, no todas las estelas siguieron este patrón sino que, en algunos casos, representaron a figuras femeninas con un tocado con forma radial. A estas, concretamente, se las conoce como estelas diademadas.

Como decimos, no sabemos con seguridad su función, pero sí que hay diversas interpretaciones. Entre otras, destacan aquellas que las consideran como una especie de hitos demarcadores de territorios o de caminos, o como indicadores de un enterramiento o de una incineración. Lo cierto es que, por la falta de restos antrópicos halladas debajo en las excavaciones, todo apunta a que más bien pudieron ser marcadores de zonas controladas por algún grupo o indicadores de sitios y lugares de paso.

En la comarca de La Serena, en la provincia de Badajoz, se ha localizado una importante cantidad de estelas de ambos tipos. Concretamente, se han localizado estelas de guerrero en terrenos de Cabeza del Buey, Capilla, Zarza Capilla, Benquerencia, Castuera, Quintana de la Serena y Zalamea de la Serena. Y las estelas diademadas han aparecido en las zonas de Capilla, Zarza Capilla y el Viso.

Todas ellas, pertenecieron al final de la Edad de Bronce y al principio de la Edad de Hierro, y estaban comprendidas entre los siglos VIII y V a.C.

Los pueblos que las elaboraron debieron ser unos pastores nómadas que pudieron recibir posibles influencias de otras culturas indoeuropeas y mediterráneas, gracias al contacto proporcionado por el comercio. Aunque no todos los autores comparten esta hipótesis.

Con el fin de señalizar el domino de ciertas rutas y pasos naturales, esta gente pudo colocar las estelas para mostrar a los foráneos su poder, representando en las losas sus armas y sus objetos de prestigio. No hay que perder de vista que, antes de que las aguas del embalse de La Serena cubrieran todo este lugar, desde los puntos de posición de las estelas se controlaba todos los vados y los pasos a través del río Zújar.

Bibliografía

CABEZAS VIGARA, J.A., En busca del fuego... y otras historias curiosas de la Antigüedad. Editorial Espasa (Grupo Planeta), Barcelona, 2000.

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